jueves, diciembre 17, 2009

Microrrelato V

Contra todo pronóstico de levantaron de sus tumbas. No corriendo, ni arrastrándose, no persiguieron a los vivos intentando comerse sus cerebros, no resultaron una amenaza... tan sólo observaron.

El fenómeno despertó una pasajera curiosidad, de vez en cuando algunos pasaban por allí a documentar el estado de los cuerpos muertos que con gran curiosidad en pose cerrada y sesuda observaban a sus vivos observadores.

La paradoja estaba contemplada en algunos textos de filósofos trasnochados en absenta y desamor "¿son los vivos los que vienen a visitar a los muertos o son los muertos los que vienen a observar a los vivos?".

Al poco tiempo el fenómeno dejó de preocupar a los periódicos locales y poco a poco nadie más volvió a hablar de ello, pero ellos siguieron allí, observando con sus ojos caídos o sus cuencas vacías el constante devenir de los vivos.

Pasó el invierno. Y mientras el sol de la mañana descongelaba los fríos miembros de los difuntos, uno de ellos se pronunció girándose a los otros dos muertos vivientes, con gesto adusto carraspeó, bien es sabido que tras llevar muerto más de diez años, las cuerdas vocales no están muy templadas... y con voz cavernosa dijo "¿A que habíamos venido?"

lunes, diciembre 07, 2009

Ejercicio IV

Los observaba en la distancia al resguardo de sus miradas, desde la protectora obscuridad que le procuraba el dintel de la puerta. No sabía qué hacían, de qué hablaban, porqué sufrían o reían. ¿Qué había llevado al jorobado a adoptar esa postura? ¿Y al joven estar allí? ¿O al adulto a abrazarlos?

No le producían envidia, ni ninguna otra pasión, pero no podía dejar de mirar embobado la escena de esas tres extrañas personas. En aquel lugar, tan anacrónico, tan atípico.

Detrás de él la obscuridad, delante... nada; Una visión, quizás un reflejo de vida... Pero todo ello tras el cristal.