El día que me faltes...
Aquella sólo compró el revolver porque era bueno tenerlo
esta otra tan sólo compró las balas porque de nada servía un arma vacía
la otra lo puso en mi mano porque así me sentiría más seguro
ellos me hicieron levantar los brazos de dolor
yo entendí que ésta otra sólo apuntó a mi cabeza para que pudiera acariciarme la cara
ella sólo puso el dedo en el gatillo porque era mejor para los dos
tu, tu sólo me dijiste si quieres vivir dispara...
Ahora todos miráis mi féretro descender bajo la hierba y os preguntáis
¿Quién le haría tanto daño para que terminara muriendo así?
8 comentarios:
Menuda oda macabra a la enajenación de responsabilidad... al difunto protagonista le faltó el juicio necesario para no dejarse llevar por la opinión de los demás y ser crítico con lo que le proponen, y llegado el momento, rechazar alguno de los pasos. Solo con rechazar uno de ellos, el protagonista seguiría vivo.
Un abrazo rey, mola esto de tenerte de vuelta a la blogosfera aunque sea esporádicamente
Reconozco que este es especialmente críptico, pero como casi todo habla del amor y sobretodo del desamor, no de la responsabilidad.
Tengo la tonta teoría de que cuando en cuestiones de amor tu lo das todo... no tienes nada que reprocharse.
Y ya sabes que aquí no nos enamoramos... nos desparramamos.
Un abrazo enorme
Me temo que el problema con tu teoría de la descarga de la conciencia con la entrega total al ser amado, se acaba jodiendo cuando empiezas a sentirte realmente mal precisamente por no haberte guardado algo para tí mismo en vez de "desparramarte". Un beso enorme, navegante....
Estáis fatal!
Hace tiempo que no entiendo ninguna de tus entradas...
Será que hace tiempo que no nos vemos, o la edad, vaya usted a saber.
la edad (el exceso de la misma) no es McKlow, porque un jovenzuelo como yo tampoco se entera.
Pues ya debemos ser 3, o incluso alguno mas...
Ahora, en vez de partida hace poemillas.
No nos enteramos de Nada, Irving.
También hago partida fragg, aunque te recuerdo que el término fetén es "mapa"
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