Microrrelato V
Contra todo pronóstico de levantaron de sus tumbas. No corriendo, ni arrastrándose, no persiguieron a los vivos intentando comerse sus cerebros, no resultaron una amenaza... tan sólo observaron.
El fenómeno despertó una pasajera curiosidad, de vez en cuando algunos pasaban por allí a documentar el estado de los cuerpos muertos que con gran curiosidad en pose cerrada y sesuda observaban a sus vivos observadores.
La paradoja estaba contemplada en algunos textos de filósofos trasnochados en absenta y desamor "¿son los vivos los que vienen a visitar a los muertos o son los muertos los que vienen a observar a los vivos?".
Al poco tiempo el fenómeno dejó de preocupar a los periódicos locales y poco a poco nadie más volvió a hablar de ello, pero ellos siguieron allí, observando con sus ojos caídos o sus cuencas vacías el constante devenir de los vivos.
Pasó el invierno. Y mientras el sol de la mañana descongelaba los fríos miembros de los difuntos, uno de ellos se pronunció girándose a los otros dos muertos vivientes, con gesto adusto carraspeó, bien es sabido que tras llevar muerto más de diez años, las cuerdas vocales no están muy templadas... y con voz cavernosa dijo "¿A que habíamos venido?"
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