lunes, abril 06, 2009

Relato corto III

Los tres amigos charlaban alegremente tras años de no haberse visto. Había sido una buena idea ir a aquella remota casa a pasar unas horas juntos disfrutando de la buena mesa, el calor de un hogar de leña y la conversación o simplemente de ese silencio que se puede generar cuando hay tanta confianza que no hay que decir nada.

Porque después de tanto tiempo daba un poco igual hablar que no, todos sabían todo de los otros y de uno mismo. Lo único que importaba era sentirse por un momento en su hogar en aquel lugar tan perdido y poderse sonreír al mirarse a los ojos.

Sin pasiones, sin recriminaciones, sin pensar en lo que sucederá mañana. Ya no quedaba nada, no había familia, no había trabajo que hacer. Su vida en los últimos años había sido tan superficial que la gente tardaría un tiempo en echarles en falta.

Se animaron a charlar según pasaba la noche, había tristeza en sus palabras pero no nostalgia, simplemente sentían que las cosas hubieran terminado así. Así que terminaron.

El último en caer derramó una lágrima al ver los rostros de sus amigos ya inertes. En su mente sólo un pensamiento ¿habremos hecho bien?